Hoy he leído una frase aparentemente simple y a la vez muy significativa “no hay nada que temer”.Cuando actuamos de forma natural, fluida, dejándonos llevar por lo que nos dicta nuestro corazón, no tiene cabida el miedo.
Si además elegimos no boicotear nuestras sensaciones, haciendo excesivo caso a nuestra mente, realmente no hay nada que temer, no pasa nada de nada.
A veces ante una situación, inventamos un peligro, como consecuencia, el miedo, entonces buscamos una defensa que en verdad nos paraliza, y que empieza a formar parte de nuestra vida, parece que nos da seguridad, pero en realidad solo sirve para no estar presentes, anclarnos al pasado y evitar un futuro.
Hay muchos falsos temores y muchas falsas defensas, también quienes están interesados en perpetuar estos patrones en las personas, y quienes animamos a que destrocemos las armaduras, nos quitemos las cáscaras y dejemos de justificar los miedos, porque ciertamente, “no hay nada que temer”.
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