lunes, 1 de marzo de 2010

Aprende a parar...

A veces si observas, ves como hay gente que corre sin parar de un lado a otro como buscando algo que cuando alcanzan solo sirve para volver a correr y volver a buscar, sin descanso, sin disfrute, sin sentir la alegría que produce el encontrar algo que deseaban...

Todo es más fácil!!! Un niño pequeño es feliz cuando encuentra una piedra maravillosa que parece un coche y con la que puede estar jugando horas y horas y horas, hasta sacar de ella el máximo jugo como si de una pócima milagrosa se tratara y que puede apurar una y otra vez...

¿Y si los adultos dejaran de ir detrás de cosas que ni siquiera son sueños? Yo creo que serían más felices, estarían más relajados, sus caras parecerían sonrientes y no tan serias... El otro día en el metro vi claramente por lo menos 8 ceños fruncidos... Que cansado, y como estropea el cutis!!!

La vida está llena de cosas sencillas, fáciles, que llaman a tu puerta, claro que estando tan ocupado nunca estás, es imposible que se produzca el encuentro.

Hay que parar, ser receptivo, crear posibilidades, como hacen los niños, los niños son sabios, de ellos hay que aprender... RELÁJATE.

Una piruleta para todo el que desee volver a sentirse niño y aprender de nuevo a fluir con el ritmo de la vida, a golpe de rock, rap, hip hop, funky, punky, reggae, latino... o el que quieras!!!

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo Aurora, trabajo con niños desde hace 20 años y he aprendido a ver la vida desde su mirada... es mucho más sana para el alma!
    muy lindo tu blog! Silvia de Uruguay

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  2. Muchas gracias Silvia!!!
    Trabajar con niños te recarga las pilas, aprendes de ellos a ver y vivir la vida sin tantos filtros sociales.
    Un abrazo para ti desde Sevilla.

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  3. En mi día a día me cruzo con un par de personas que van corriendo a todos lados, siempre con prisas, siempre impacientes y siempre sin pararse a escuchar lo que tienen que decir los demás... Ese tipo de personas me crea ansiedad.

    Admiro la serenidad con que te tratan, por ejemplo, en una agencia de viajes, tomandose su tiempo, el tiempo necesario para atenderte bien, ni más ni menos.

    Ya decidí no correr, ir sin prisas, tomarme mi tiempo para vivir a un ritmo humano. Mi estómago me lo agradece. ;-)

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